Damos gracias a Dios y a la Vida por habernos permitido conocer este hermoso país, a la gente tan amable y bella que tuvimos la oportunidad de encontrar en el camino, que nos abrieron la puerta de sus hogares y nos permitieron compartir con ellos sus costumbres, culturas y enseñanzas. Nos llevamos muchas historias, paisajes, vivencias y gente muy especial en nuestro corazón.
Íbamos por un mes y completamos casi cuatro, 116 días para ser más exactos, y no solo su gente, también los lindos paisajes nos atraparon este tiempo, no imaginamos poder encontrar tanta diversidad en el país vecino, tenemos la satisfacción de haber recorrido sus cuatro regiones:
La Sierra: Con sus imponentes y numerosos volcanes, lagunas y nevados a lo largo de sus montañas de norte a sur, gente que conserva con orgullo sus costumbres, identidad y dialecto. Compartimos un par de semanas con la comunidad el Vicundo, en Cayambe, quienes nos enseñaron mucho de su cultura. Gracias a ellos nos llevamos una linda experiencia de la vida en la sierra.
El Amazonas: El rió Napo nos dio la bienvenida a un lugar que no creíamos poder llegar con Fidji, entrar al corazón del amazonas fue una de las experiencias más gratificantes que tuvimos en este país, un contacto con la agencia Selva Verde en Misahualli nos llevo por casualidad a vivir varios días en la comunidad Cachiwañusca (Sal Muerta), en las cabañas “Vista Hermosa” de la familia Zapata Andy, quienes nos abrieron sus puertas y nos enseñaron la diversidad que hay en la selva.
La Costa: recorrimos varios kilómetros de la costa pacifica, desde Pedernales hasta Huaquillas, conociendo varias playas, entre las más destacadas Los Frailes y Playa Rosada. Un voluntariado en Puerto López nos permitió trabajar y descansar junto al mar por varias semanas, compartimos con viajeros y gente de la región donde disfrutamos de la deliciosa comida costeña, sus playas y la famosa Isla de la Plata.
Islas Galápagos: Un lugar encantador, preferido por cientos de turistas del mundo, difícil de acceder por sus costos pero una casualidad en el camino hizo que conociéramos a Robert quien nos permitió llegar a su Hostal “Vista al Mar” en la Isla Santa Cruz, donde pudimos conocer especies endémicas, una vegetación única en el mundo, animales en su hábitat compartiendo muy de cerca con humanos y otras especies. Una de las maravillas de la naturaleza que no nos podíamos perder.
Este inicio de aventura nos motiva a seguir recorriendo nuestro continente. Gracias Ecuador y hasta una próxima oportunidad.
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Se vale soñar… Viajar nos apasiona y nos hace felices. Somos Yudy y Juan Ma dos colombianos viajando por Suramérica a bordo de un Renault Twingo, acompáñanos!
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